domingo, 6 de mayo de 2007

Almafuerte

Estuve trabajando cerca de dos semanas escribiendo acerca de deportes.

Es uno de los géneros del periodismo en los cuales nunca había incursionado, a pesar de que en el programa Día a Día hice varios reportajes de deportistas, pero siempre fue desde el aspecto humano, y no meramente informativo.


Hace como un mes ya me tocó escribir algo sobre el Mundial de Natación en Melbourne, donde Michael Phelps se llevó siete medallas de oro y rompió varias marcas mundiales impuestas por él mismo años atrás.

Yo no tenía idea quién era este Phelps, pero resulta que muchos lo consideran como el mejor nadador de todos los tiempos.


Y estas semanas estuve a cargo del seguimiento de los partidos de semifinal de la Champions League en Europa, el Mundial de Velerismo, y el tenis entre los dos más grandes del momento, Rafael Nadal y Roger Federer.

También tuve chance de entrevistar a María Luisa Calle, una ciclista colombiana de 39 años que es medallista olímpica y que participó recientemente en el Mundial de Ciclismo de Pista de Palma de Mallorca.


Ella me contaba que a pesar de su edad no siente ganas de retirarse, porque esto del ciclismo le divierte y lo hace por amor.

Otro con el que tuve chance de hablar recientemente fue con Iván Vallejo, que en estos momentos está metido en una carpa en el Annapurna tratando de conquistar la montaña número 13, de los 14 ocho miles.

Con Iván hemos formado una gran amistad y me cuenta que está feliz instalando su campamento número 3.

Para los que no lo saben, el Annapurna es una montaña bien jodida. Tiene un índice del 50% (algunos dicen 40%) de muertes, es decir, de 100 que intentan, la mitad se muere. (Leer artículo en el enlace...pero después de leer y comentar mi blog).

Hay algo en esta gente que siempre me ha fascinado, sobretodo porque nunca he sido un "gran" deportista, y aunque a veces he tratado, siento que mi talento no va por el físico.

Tengo amigos que son deportistas geniales y que me han contagiado parte de su valentía, arrojo y coraje para encarar los retos por delante.

Gracias a ellos he podido cumplir metas pequeñas pero metas al fin: coronar el Iliniza norte, ser titular en el equipo de fútbol de Día a Día, hacer cuatro chuzas seguidas en los bolos, ganar un partido de ping pong a mi amigo Ramón o caminar desde Cangahua hasta El Chaco cuando no había camino.

Quizás muchos se reirán de mi palmarés deportivo, y les acompaño con la carcajada porque no es algo que me produce precisamente mucho orgullo.

Pero cuando uno logra una de esas pequeñas metas, creo que se produce una satisfacción indescriptible, algo como vencer una batalla, como demostrar al universo que uno es grande.

No puedo explicarlo bien, por eso quiero que lean el siguiente poema escrito por Pedro Palacios, cuyo seudónimo más conocido es Almafuerte y que fue publicado en El País cuando el tenista argentino Guillermo Cañas le ganó por segunda vez al imbatible Roger Federer.

¡AVANTI! y ¡PIU AVANTI! (extractos)
por Almafuerte

Si te postran diez veces, te levantas otras diez, otras cien, otras quinientas. No han de ser tus caídas tan violentas ni tampoco, por ley, han de ser tantas.

No te des por vencido, ni aun vencido, no te sientas esclavo, ni aun esclavo. Trémulo de pavor, piénsate bravo, y arremete feroz, ya mal herido.

Ten el tesón del clavo enmohecido que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo. No la cobarde estupidez del pavo que amaina su plumaje al primer ruido.

Procede como Dios que nunca llora; o como Lucifer, que nunca reza; o como el robledal, cuya grandeza necesita del agua y no la implora....

Que muerda y vocifere vengadora, ya rodando en el polvo, tu cabeza.



Este poema lo pongo como un tributo a los deportistas que conozco, cuyo ejemplo de coraje hace que todos los días utilice las escaleras en vez de los ascensores.

En tributo a los que en este momento están estudiando (o van a estudiar), cuyo ejemplo hace que todos los días abra un libro y me felicite por no tener televisión.

Tributo para todos los que están sacándose la mugre en su trabajo, aunque sean mal pagados, aunque no sean reconocidos, porque gracias a ellos me levanto todas las mañanas y acepto la rutina con una sonrisa.

Un tributo para los que a pesar de estar pasando por un mal momento, tienen la valentía de mirar a sus hijos y pintarles un futuro optimista.

Lean de nuevo a Almafuerte y aplíquenlo a sus vidas, no se dejen, que lo que importa es dar batalla, que el placer no está en la cumbre sino en la montaña, que lo bonito no es tener dinero, sino saber que uno se lo está ganando.

Sé valiente, y si no lo eres aparéntalo, nadie va a notar la diferencia.

Eso es todo lo que les puede decir por ahora,

EL GENTILHOMBRE DE BRENT

POSTDATA: si quieren una dosis de valentía les recomiendo que vean este video, es el nuevo trailer del festival de cine de Banff.